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Ganesha, el dios de los inicios, la sabiduría y la eliminación de obstáculos, ocupa un lugar central en la espiritualidad hindú y la vida cotidiana. Su simbolismo multifacético resuena con personas de todos los ámbitos de la vida, trascendiendo los límites religiosos y culturales.
Las bendiciones de Ganesha son buscadas por aquellos que se embarcan en nuevos viajes, aquellos que buscan sabiduría y aquellos que enfrentan los desafíos de la vida.
La historia del budismo en el sudeste asiático es un rico tapiz tejido con hilos de fe, cultura y tradición.
Desde su introducción temprana a través del comercio y la diplomacia hasta su presencia duradera en la era moderna, el budismo ha moldeado profundamente la identidad de la región.
La imagen del Buda para caminar es una poderosa representación de la atención plena, el equilibrio y la naturaleza dinámica del viaje espiritual en el budismo.
Sirve como un recordatorio de que la iluminación no se limita a los momentos estáticos de contemplación, sino que se puede realizar en medio de los movimientos y actividades de la vida.
Incorporar una estatua de Buda en la práctica de atención plena puede ser una experiencia profunda e esclarecedora.
Estas estatuas sirven como un ancla visual para el momento presente, recordando a los profesionales que adopten el ahora y suelten las distracciones. Su apariencia serena y sus expresiones tranquilas provocan la calma y la tranquilidad interna, que son parte integral de la práctica de la atención plena.
El simbolismo de Ganesha abarca un rico tapiz de significados, desde la sabiduría y el intelecto hasta la eliminación de obstáculos y la esencia espiritual.
Como una deidad querida y universalmente reconocida, Ganesha continúa inspirando a las personas de todos los orígenes a buscar sabiduría, superar los desafíos de la vida y conectarse con lo divino dentro de sí mismos.
La relación entre el yoga y el budismo es compleja y multifacética. Si bien comparten raíces históricas y geográficas en la India antigua, se han convertido en distintas tradiciones con sus propios fundamentos y objetivos filosóficos.
El yoga, con su énfasis en las posturas físicas y la meditación, comparte algunos puntos en común con las prácticas budistas, particularmente en los reinos de la atención plena y la meditación.